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Varios años atrás, un circo de televisión bien conocido desarrolló un acto que incluía tigres de bengala. El acto se hacía en vivo delante de una gran audiencia. Una noche, el entrenador entró en la jaula con varios tigres y la puerta era cerrada de forma rutinaria detrás de él. Las luces inundaban la jaula y las cámaras de televisión se acercaban para que la audiencia pudiera ver cada detalle mientras él con habilidad ponía a los tigres en el ritmo adecuado.
En medio de la actuación, pasó lo peor: las luces se apagaron. Por casi treinta largos segundos, el entrenador estuvo encerrado con los tigres en la oscuridad. Con su visión nocturna superior, los tigres podían verlo, pero él no los veía a ellos. Él sobrevivió. Cuando regresaron las luces, con calma terminó su actuación.

Cuando le preguntaron al entrenador cómo se sintió, él admitió sentir un frío temor al principio, pero luego -dijo-, se dió cuenta de que aunque él no podía ver a los felinos, ellos lo sabían. Él dijo: "Solo continué sonando mi látigo y hablándoles hasta que las luces regresaron. Ellos nunca supieron que yo no les podía ver tan bien como ellos me veían a mí."

Sigue hablando a los tigres del temor que parece estar persiguiéndote. ¡Ellos obedecerán tu voz de fe!
Salmo 23:4 "Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento".

 
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En esta ocasión quiero hablar del temor y la ansiedad, de sus consecuencias y su propósitos, pero sobre todo de la manera que debemos erradicarlo de nuestras vidas a través de la fe en Jesucristo.

¿Has notado que vivimos en una sociedad basada en el miedo y que todo causa ansiedad en estos días? Todo lo que tienes que hacer es mirar las noticias o leer el periódico, y verás que la ansiedad y el miedo han crecido a niveles epidémicos y se convierten en el patrón de vida de millones de personas.La gente hoy en día vive asustada; le tienen miedo a todo, temen morir de alguna enfermedad que ni tienen, temen no poder pagar sus cuentas, temen perder sus trabajos, temen no poder tener nunca hijos, temen no llegar a ser buenos padres, temen no llegar a ser buenos esposos(as), en fin temen no tener el carácter suficiente para manejar sus vidas y esto les provoca episodios de ansiedad y depresión algunas veces temporales y otras veces permanentes. Primero que todo ¿Qué es la ansiedad? Muchos hablan de ella, muchos la padecen, pero muy pocos saben de que se trata y aunque se habla de ella a niveles médicos y físicos, existen situaciones muy profundas que desencadenan la ansiedad que no solo provienen de situaciones meramente físicas sino espirituales.

Si bien la ansiedad -según la medicina- es una reacción normal del cuerpo , sus episodios prolongados y recurrentes la identifican como un desorden psicológico digno de ser tomado en cuenta.
Según la ciencia es una manifestación común, no existe ser humano en la tierra que no experimente un episodio de ansiedad en su vida, el cual se caracteriza por uno o todos los síntomas que la conforman: nerviosismo extremo, dolor de cabeza necio y permanente, sudoración y temblor de manos y cuerpo, dolor de pecho, querer salir huyendo de donde se encuentra, pensamiento de que va a morir o va a perder el juicio, pánico extremo etc. Todas estas terribles manifestaciones físicas del cuerpo son la fiel evidencia de que hay algo a nivel mental que afecta a la persona y que su cuerpo de alguna u otra manera trata de sacar o liberar ese estrés intenso que lo agobia y lo hace a través de reacciones físicas extremas, que hacen correr a la persona al médico y lo desconcertante del caso es que la mayor parte del tiempo, el médico no encuentra nada “físicamente” afectando al cuerpo, todos los exámenes están bien y su cuerpo funciona a la perfección, sin embargo la persona se siente mal. A esto en pocas palabras se le llama ansiedad o ataques de pánico.
El principal problema de la ansiedad es su factor “miedo” pues es un bloqueador de voluntad, la persona eventualmente no tiene la voluntad de comer, de salir, de ver a otras personas, de trabajar, de estudiar, etc. pues cree que algo le va a ocurrir en alguno de estos lugares, básicamente tiene miedo a morir, sufre de una hipocondría temporal la cual es imaginar lo peor de todo síntoma común, piensa que un simple dolor de pecho es un ataque cardiaco o que un dolor de cabeza es un tumor etc., y al alimentar este pensamiento, entran en escena los nervios, el cuerpo empieza a desarrollar adrenalina, el corazón empieza a latir más rápido, se empieza a respirar aceleradamente dándole al cuerpo mas oxigeno de lo que necesita (hiperventilación) , la vista se empieza a nublar, se empieza a sentir mareado, las extremidades se adormecen y sienten que se van a morir, cuando en realidad no le va a pasar nada, lo que necesita es sentarse, calmarse y respirar lentamente y al cabo de unos minutos habrá pasado todo.
Sin embargo toda esta dramática situación crea un trauma a que otro episodio pueda repetirse por lo cual se establece una fobia de salir o hacer cualquier presencia pública y se encierran en sus casas, pues creen que les va a pasar lo mismo en otro lugar y talvez en público y temen ser objeto de burla o de que todos crean que está loco o mal de la cabeza.
Si lo notaron esta clásica descripción de un ataque de pánico o ansiedad es una cadena de situaciones, primero está el estrés o el agobio por algo, lo cual causa alguna molestia (dolor de cabeza o pecho), luego de eso el sentimiento de fatalidad y muerte se apodera de la persona, y el cuerpo al reaccionar a su miedo por morir hace el resto y le hace un despliegue de reacciones desagradables que le hacen creen en verdad que está muriendo.

¿Por qué se genera la ansiedad?
Bueno, las razones son múltiples, son tantas las situaciones de la vida diaria que pueden afectar a una persona y turbar su paz, que no se podrían enumerar todas sin embargo si puedo decirles que el lugar donde se desarrolla es uno: la mente. Es en la mente donde se desarrolla este padecimiento. Se trata más que todo de lo que hay en ella y como se toma lo que hay en ella. Por decirlo así, si en tu vida hay problemas y situaciones por solucionar y tu mente no es capaz de encontrar solución a aquello, tu cuerpo se confabula contra ti para sacar aquello sin resolver de la mejor manera que puede, encendiendo todas las luces de alerta en tu cuerpo diciéndote por todo lado que hay algo mal y que necesitas hacer algo al respecto.
La mente es donde se encuentran nuestras emociones y sentimientos, alguien dijo que la mente es la que se encarga de trabajar con lo que no vemos, pero que si sentimos. El temor, la ansiedad, la depresión y otras manifestaciones físicas de nuestro cuerpo son el resultado de cómo están nuestros pensamientos y sobre todo nuestra fe.

El temor es un agente corrosivo de la fe, una persona amedrentada por lo que ve a su alrededor, atrapada en la ansiedad de cómo haré esto y como saldrá aquello, que dirán si esto o que pensaran si aquello, tiene su fe corroída por mentiras del maligno. Los síntomas de la ansiedad son solo el efecto físico de algo profundo a nivel mental y espiritual, los síntomas de malestar es de lo que menos debemos preocuparnos, pues estos tienen su límite y su duración, sino que la raíz de la ansiedad es el problema, pues erradicándola a ella, los síntomas ceden.
Nuestro Señor Jesucristo hablo de este afán y ansiedad que la gente siente por todo lo que acontece en sus vidas y les exhorto a tomarse las cosas con calma y tener fe en que Dios quien es el que hace las cosas y no ellos.

Mateo 6:25-34 dice: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

A nivel Espiritual el miedo es un arma que el diablo ha sabido utilizar exitosamente a través de los siglos y que aun hoy le funciona pues pone a las personas a dudar en lo que Dios puede hacer. Un ejemplo claro es cuando la enfermedad ataca nuestros cuerpos y nosotros sabiendo de antemano que Dios es capaz de curar toda enfermedad y que su palabra dice que por su llaga fuimos nosotros curados (Isaias 53:5), viene el diablo con dardos de temor y duda y nos dice: 1. ¿Estás seguro(a) que Dios te puede sanar? 2. Ya oraste y aun te sientes mal, seguramente no te escucho. 3. Debe ser que estas mal con Dios y por eso Él no escucha tus peticiones. 4. Debe ser que estas orando mal. 5. Estas perdiendo el tiempo y te vas a morir. 6. Eso que tú tienes no tiene solución. 7. ¿Tú estás seguro(a) que Dios existe? 8. ¿No es que Dios cura y sana? y mírate aun estas mal. ….y miles de pensamientos más que estoy seguro que todos hemos tenido en ocasiones de enfermedad.
Sin embargo no debemos ignorar que estos son los ataques clásicos del diablo y que Jesucristo está en control de todo por lo cual debes mantener la calma y tener una firme convicción en tu corazón de que Jesucristo es capaz y suficiente para levantarte de tu enfermedad y aun de los muertos si fuera el caso pero para salir victoriosos de estos ataques del maligno debemos tener una fe bien plantada, teniendo grabado muy dentro de nuestros corazones que Jesús está en control y que ante su presencia el diablo, la enfermedad, la ansiedad y el temor no son nada, te lo repito para que lo grabes en tu mente los ataques del enemigo ante la presencia de Jesucristo “no son nada” y deben someterse a su autoridad.
Hay que mantener una firme convicción de que Dios escucha y no solo de que escucha sino que también responde y que es capaz de sacarte de esa situación a pesar del dolor, a pesar de lo que el médico dijo, a pesar de lo que el diablo te dijo, a pesar de lo que tu propia razón te dijo. Recuerda que la ansiedad y el temor vienen a raíz de lo que vemos y oímos y lo que creemos de ellos es lo que nos afecta, sin embargo como creyentes debemos saber por encima de todo esto: Que los creyentes no vivimos de lo que vemos o oímos, sino que vivimos por fe, fe en Jesucristo el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2).
Estoy completamente convencido de que solo se puede vencer los problemas y la ansiedad provocada por este mundo si se camina por fe, pero fe en Dios, yo no le estoy hablando de una fe emocional de gritos y grandes despliegues públicos de supuesta espiritualidad, ni de rituales o costumbres, ni mucho menos una fe en nosotros mismos y nuestras capacidades, tampoco hablo de fe en fabulas o supersticiones, si no una legítima y bien fundada fe en Jesucristo.
Hay que entender que mientras que la fe es una demostración pública y evidente de la confianza que tenemos en Dios y su palabra, el miedo es una demostración pública y evidente de nuestra confianza en las mentiras del enemigo. Siendo la fe en Jesucristo el medio de conexión entre nosotros y Dios por medio de la cual vemos la mano de Dios operar en nuestro alrededor, el miedo es el camino hacia lo contrario, es la conexión hacia todas las miserias que el diablo tiene para los hombres, entre ellas la ansiedad.
No debemos tolerar ni aceptar a vivir en temor, cuando la gente acepta o tolera el miedo en sus vidas, están abriendo una puerta muy difícil de cerrar, ellos están siendo engañados sistemáticamente por el enemigo con el propósito de entrar y gobernar sus vidas y arrasar con todo indicio de conocimiento del poder de Dios de sus mentes y sus vidas hundiéndolos en el pánico y la desesperación.
Sin embargo, usando la palabra de Dios como supresor del miedo crea y desarrolla una fe audaz que es poderosa e imparable, pues es a través de la fe que obtenemos la victoria que Dios nos ha dado a través de su hijo Jesucristo.
Es el ejercicio de la oración y de la palabra de Dios la que nos da la victoria y erradica el miedo. Sometiéndonos a Dios en oración, declarando oportunamente porciones de la palabra de Dios que se apliquen a la situación adversa que estamos pasando y declarando que Dios ya habló por tanto dicha situación debe someterse a su palabra y afirmando que por cuanto está escrito es garantía de que esta hecho y de que Dios respaldara aquella declaración de fe, pues él no miente.
Por ejemplo si el sentimiento de temor por deudas te sobreviene y te pone en un ataque de nervios y desesperación tu declaras la palabra de Dios y confiadamente dices: Mi Dios, suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús basado en lo que dice Filipenses 4:19 y así sucesivamente contraatacando todo sentimiento de temor y todo ataque del enemigo, teniendo la confianza de que Dios responderá. Esta confianza en que Dios se encargará de tus problemas y erradicará tus temores y tus ansiedades, pues ya no es tu lucha sino ahora es de Dios, quien es capaz de vencer.
Te insto a que hables con Dios y a que leas su palabra y empieces a experimentar su poder, acércate a una iglesia donde prediquen la palabra de Dios y aprópiate de todas las promesas que Dios tiene para tu vida y olvídate del temor.
Los pensamientos de temor y duda siempre estarán ahí tratando de hacer nido en nuestras mentes. No debemos ignorar que nuestra mente es el área que el enemigo anhela controlar, pues una persona con su mente sometida al temor, es una persona inútil e ineficaz en la obra de Dios y esto es algo que no debemos de ignorar: En la obra de Dios siempre hay algo que hacer, todos estamos llamados a un propósito bajo la voluntad de Dios y el diablo desea impedir que logremos ese propósito y el temor es una fortaleza que él usa, es un retén para mantenernos bloqueados y aislados de la voluntad de Dios en nuestras vidas. No permitamos eso y derrumbemos esa fortaleza en el nombre de Jesús.

Todo se resume en una fórmula que no falla:
Fe en Jesucristo + Oración + El continuo ejercicio de su palabra = no mas temor, ni ansiedad.

“Señor y Padre celestial, aquí estoy ante tu presencia, reconociendo que solo tú eres Dios, reconociendo que soy pecador y débil y que nada puedo por mi propia cuenta. Hoy me entrego a ti así como soy, a ti te entrego mis cargas, temores, agustias y mis defectos y te abro mi corazón, arrepintiéndome de corazón de todos mis pecados pidiéndote una nueva vida con la guía de tu Espíritu Santo. Señor Jesús creo en tu sacrificio en la cruz, creo que moriste por mis pecados y los del mundo y que resucitaste al tercer día para darme vida y en abundancia y para romper con todas las cadenas que me han atado por tanto tiempo. Declaro que por medio de tu sangre hoy soy limpio de toda culpa y a partir de este momento yo te recibo como mi Señor y Salvador. ¡Amén!”

 
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El futuro de Dave Dawson se veía oscuro en 1974. Basados en pruebas, sus maestros de noveno grado le habían clasificado como retrasado mental. "Mi expectativa vocacional era la de llegar a ser un empaquetador de supermercado", decía Dawson. De hecho, tomó clases para aprender cómo empaquetar los alimentos adecuadamente. Pero hoy es el orgulloso dueño de un título de Doctor en Filosofía de la Escuela de Educación de la Universidad de Iowa.

Dawson recuerda su continua frustración con la escuela. "Fracasaba hiciese lo que hiciese, sin importar cuán duro estudiase". Para agregar sal a la herida, los oficiales escolares exhibían los nombres de los estudiantes reprobados y sus resultados académicos en el tablero de anuncios para que todos lo viesen. Dawson aparecía con frecuencia. Su frustración desencadenó en problemas de conducta. Al no poder tener éxito académicamente como sus compañeros de clase, Dawson optó por una actitud opuesta. "Me ponía de pie y aplaudía cuando obtenía la calificación más baja de la clase", decía.

Un psiquiatra finalmente diagnosticó una limitación en el aprendizaje. Fue matriculado en una clase de personas iguales a mí en el colegio. "Por primera vez estaba con gente parecida a mí. Y por primera vez, yo no era -y la única manera en que puedo frasear esto, y odio esta palabra- el más tonto".Sus padres pagaron tutores para ayudarle. Una academia de verano para chicos con problemas de aprendizaje le ayudó a aprender a leer -un poquito.Dawson se ofreció como voluntario para usar cualquier herramienta o técnica que pudiese ayudar. "Estuve en todo experimento en el que pude estar", nos dice. Para el décimo grado, ya estaba tomando varias clases regulares. Para el decimoprimero, estaba matriculado solo en clases regulares. Decidió ir a la universidad. Probó varias. Frustrado, las abandonó todas; pero nunca se rindió.Eventualmente, tras años de luchas y frustración, Dawson obtuvo un grado en Psicología, especializándose en Rehabilitación. Obtuvo su Maestría y, recientemente, su Doctorado en Filosofía en la Universidad de Iowa.

El camino de quien debería ser un empaquetador de comida al doctorado no fue fácil. Con la ayuda de tecnologías de apoyo, incluyendo digitalizadores que leen en voz alta, lo logró y llegó a ser un promotor.Dawson convenció a la universidad de que le diese $5,000 para comprar más equipo para los estudiantes con deficiencias, e instruir a los maestros sobre las tecnologías de punta. Su promoción perseverante le logró los fondos y creó el Centro para Tecnología de Apoyo y Recursos Educacionales de Iowa, donde es ahora su director.De vez en cuando su hijo de tres años tiene que corregirlo cuando le lee un cuento a la hora de dormir. Pero si sus luchas han demostrado algo es que la perseverancia vale la pena. "Si yo puedo hacer esto, todos pueden", dijo. "Si anhela su sueño lo suficiente, insista. Puede pasar". No dejes morir tu sueño y sigue adelante, poco a poco, grano a grano como la hormiga y día a día. Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos fieles acompañaron a Pablo y a Bernabé, los cuales en su conversación con ellos les instaron a perseverar en la gracia de Dios. Hechos 13:4, fortaleciendo a los discípulos y animándolos a perseverar en la fe. "Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios", les decían. Hechos 14:22