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El trabajo fue ordenado por Dios. Fue su invento creativo desde el comienzo Aunque no sabemos los detalles, la Biblia declara que Dios trabajó (Génesis 1 y 2). Al trabajar, somos semejantes a Dios. Como Dios, el ser humano tiene la habilidad de trabajar, hacer planes, implementarlos y ser creativo.


 
6 Se fuerte y valiente, porque tú darás a este pueblo posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría.
7 Solamente se fuerte y muy valiente, cuidate de cumplir toda la Ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito donde quiera que vayas.
8 Este libro de la ley no se apartara de tu boca, sino que meditarás en él día y noche , para que cuides de hacer todo lo que en él esta escrito, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo donde quiera que vayas ( Josué 1:6-9).


Hoy, esta palabra precisa del Señor nos llega para recordarnos que necesitamos en este día ser fuertes y muy valientes, la empresa que le correspondió a Josué no fue una pequeña y débil empresa, era una empresa muy grande, llevar al pueblo de Israel e introducirlo en la tierra prometida; pero, la empresa que hoy tenemos que llevar a cabo tampoco es pequeña, por ello necesitamos tambien la palabra orientadora de Dios, para hacer todo hoy, en la perspectiva correcta, diseñada por Dios.

En diferentes oportunidades, Dios le dijo a Josué,que no perdiera el ánimo, que fuera fuerte y valiente, y si Josué mantenía su coraje, y era fuerte y valiente, ninguno sería capaz de estar de pie delante de El todos los días de su vida, nadie te podrá hacer frente… ¡Oh, que gran promesa!

Leemos la historia de la vida de Josué, y en el atardecer de su existencia todavía lo vemos como un hombre exitoso y triunfante, Dios cumplió su palabra.

Dios nunca usa a hombres y mujeres que siempre están hablando del lado oscuro de la vida o aquellos que siempre están hablando de obstáculos y problemas, porque ellos matan todo lo que tocan, no hay vida en ellos, y este tipo de personas Dios no puede usarlas, pero Dios usa a aquellos que como Josué -en medio de los problemas, en medio de los obstáculos- son fuertes y valientes, y mantienen su coraje, porque toda su vida esta fundamentada en la palabra de Dios, que vive en ellos.

"Gracias Señor, porque en este día siento tu presencia y se que estas conmigo, y hoy quiero disfrutar de tu amor y de tu misericordia, me has regalado este día, y quiero gozarme y alegrarme en ti, cualquiera que sea la lucha o el problema que tenga que enfrentar, se que estarás conmigo y me infundirás aliento".
 
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Tener una percepción divina ayuda en la manera en que usted ve a su familia, a su trabajo, a sus hijos, a su cónyuge, a sus amigos y a Dios. Las percepciones también determinan cómo usted interactúa en sus relaciones personales.
Su hijo puede tener un potencial muy grande, pero si nunca lo busca, talvez nunca lo descubra. Y nuestro fracaso en ver dicho potencial puede iniciar patrones destructivos en la manera de pensar del pequeño.

El primer paso es quitar los anteojos opacos de nuestros ojos para que podamos ver las cosas desde la perspectiva de Dios. En la analogía de Jesús, antes de remover la paja del ojo del hermano, hay que remover la viga del propio (Lucas 6:42). Se sugiere que no tenemos una percepción verdadera para ayudar a otros hasta que podemos ver claramente al remover aquello que bloquea nuestra visión.

La labor del Maligno es reprogramar y torcer nuestra percepción (2 Corintios 4:4). Nos enceguece y nos pinta una imagen sin esperanza para que eventualmente perdamos nuestra perspectiva.

El trabajo de Dios comienza con la corrección de nuestra perspectiva. Cuando Dios comienza a trabajar con un individuo, casi siempre comienza con su percepción. De todas las sanidades que Jesús hizo, sanó de la ceguera más que cualquier otro tipo de enfermedades registradas en el Nuevo Testamento. De todos aquellos que Jesús usó en la Biblia, Jesús es el único que sanó a los ciegos. Esto no solo tiene implicaciones físicas, sino espirituales y sicológicas también.

Dios es un experto en darle vista a los ciegos en cada aspecto de su vida. Dios puede ayudarlo a cambiar su forma de ver el mundo, su percepción y, en última instancia, la forma en que usted reacciona al mundo que le rodea.

Cuando tenemos un cambio radical en nuestra percepción, las escamas se caen y podemos ver nuestra vida como verdaderamente es. Podemos ver el plan de Dios y sus bendiciones para nosotros a medida que lo buscamos a El. Podemos usar el gran potencial que ha permanecido adormecido por años. Una vez que nuestra visión es clara, podemos movernos hacia la recuperación y vivir la vida como Dios quiso que viviéramos.

Tal vez se pregunte “¿Qué cosas son las que bloquean nuestra visión y afectan nuestra percepción?” Son patrones de pensamiento y de comportamiento inscritos en nuestra mente, alma y espíritu. Es la forma como pensamos. Y la manera como pensamos determina fuertemente quiénes y qué somos.

Dios tiene la habilidad de encender la luz. El puede ayudarlo a cambiar sus percepciones. Nuestro reto es dejar el anteojo opaco a un lado. Permita que Dios lo asista en cambiar la manera como piensa. No puede hacerlo solo. Recuerde, es una sociedad. Dios tiene el poder; pero usted tiene libre voluntad. La elección es suya.

En resumen, el primer paso es reconocer que se tiene un problema. No se puede ayudar a alguien incapaz de reconocer su debilidad. Segundo, quítese el anteojo opaco y mírese a sí mismo como es realmente. Sea sincero, sea honesto. Hágalo bien no solo para sí mismo, sino también para sus hijos, para los hijos de sus hijos y para cada generación que seguirá.

Jesús ha venido para dar libertad a los cautivos. Sus circunstancias no importan. Su pasado no hace la diferencia a la luz de quién es Dios.

Si está cautivo y desea un cambio, coloque su confianza en el Salvador. Hay esperanza en Jesús. Eso comienza con un encuentro, muy parecido al que Moisés tuvo con Dios al lado de una zarza ardiente. Dios no requiere que cambie por sí mismo antes de venir a El. El venir a El y conocerlo es lo que cambiará su vida.