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140 caracteres permite un mensaje por Twitter, red social en pleno auge en Chile dada su efectividad para transmitir noticias en el instante; 160 caracteres acepta un SMS, sistema de mensajes entre celulares que ninguna compañía de telecomunicaciones asegura su recepción, solo la confirman; 400 caracteres permite ingresar al actualizar el estado en facebook, el famoso ¿Qué estas pensando? de la red social que tiene un 85% de penetración en Chile, la más alta de Latinoamérica.

Sin embargo, ninguno de estos medios fue el encargado de transmitir el mensaje de 33 caracteres que ponía fin a un período de incertidumbre para sus familias: Estamos bien en el refugio los 33, escrito en un papel de cuaderno, fue la frase responsable. 33 caracteres, ni más, ni menos, como si a través de ese mensaje quisieran transmitirle al país que todos estaban bien, como si cada uno hubiese aportado con el suyo.

Gracias es lo menos que se puede decir en casos así, gracias a los mineros por su fuerza, por resistir todo el tiempo; gracias a los rescatistas por su trabajo, capacidad y entrega; gracias a Dios por su misericordia, por permitir una vez más fortalecer la fe en Él a través de sus milagros, milagros que no dejan ver el proceso, sólo se observan sus resultados,  como aquel de la alimentación de los 5 mil, que con tan solo 5 panes y 2 peces se pudo dar de comer a la multitud.

Especialistas pueden consensuar que con esa cantidad de recursos visibles sólo era posible alimentar a 10 personas, de la misma manera que, días antes del encuentro de los mineros, algunos estimaban que la búsqueda estaba mal dirigida y que las probabilidades de vida no eran mayores al 2%, sólo eran cálculos, cálculos que fallan cuando los recursos son intervenidos por la mano de Dios, misericordiosa y justa, que no deja nada al azar, sino que a través de los hechos nos permite ver que existe un Creador Supremo que tiene en sus manos el control, tal como en una manera muy cuerda y consciente lo expresó Mario Gómez desde los 688 metros de profundidad, transmitiendo fuerzas y esperanza a sus familiares.

La información llegaba poco a poco, pero certera. Ya no se podía jugar bajos las reglas de informar rápido pero mal, menos después de 6 meses del terremoto, donde la información jugó en contra. 

Cuando se supo la realidad aquel domingo 22 de agosto, la celebración fue nacional, incluso internacional. No todo estaba hecho, pero sí lo más importante: haber encontrado a los mineros. Punto aparte, me permito destacar el trabajo de más de 120 involucrados, el rol del gobierno por haberse hecho cargo de un problema al cual la empresa afectada no hubiese podido responder dados los costos asociados, y al ministro encargado por su entrega y compromiso. 

Lo importante de las cosas difíciles, muchas veces tildadas como malas, es rescatar lecciones, aprendizajes y entender que todas las cosas ayudan a bien. Por supuesto que en este caso se cumple, ya que el panorama que se viene para los mineros es alucinante: Ipod enviado por su creador, viajes por el mundo, dinero en efectivo, homenajes en la Moneda e invitaciones a programas de TV. Sin embargo, nada, absolutamente nada, se compara con estar con vida y con volver a ver la creación de Dios. No todo el mundo ha tenido la experiencia de estar encerrado por más de 2 meses, sin ver un rayo de luz natural, sin sentir correr el viento, sin ver una puesta de sol o escuchar pájaros al amanecer, y es que la creación da cuenta y demuestran la gloria y el poder de Dios, el mismo poder que permitió el avance expedito de las perforaciones del suelo y el que hoy mueve a las esposas y familias de los mineros a seguir orando en vigilia por ellos.  

El tiempo hace olvidar y muchos lo hacen más temprano que tarde, por eso, antes que esto ocurra, aprendamos de los errores, pues a causa de la necesidad, se permite que mineros trabajen en precarias circunstancias y la fiscalización sea eludible. “Nunca más” fue el compromiso del ministro.  

Es posible que vuelva a pasar algo similar: en otra mina, con otros mineros, otra ciudad, otra industria, obreros, artesanos, campesinos, pescadores; nadie lo sabe, a menos que se tome conciencia y respeto, porque justicia, quizás, es mucho pedir cuando se entiende que el corazón del hombre es engañoso y perverso más que todas las cosas. 

Sólo un corazón alineado a los valores, designios y planes de Dios puede obrar de la mejor manera, lo cual se puede obtener a través de una simple oración en la que aceptas a Jesús en el corazón, dejando que pase a ordenar, limpiar y gobernar tu vida:  

“Señor Jesús reconozco que soy pecador. Me arrepiento de todos mis pecados y te pido perdón. Te reconozco y te acepto como mi único Dios y salvador personal. Te pido que entres a mi corazón. Hazme la persona que tu quieres que sea. En tu nombre, amen”
Carolis
10/17/2010 06:30:05 am

Que gran leccion la de los mineros. Que importante la parte que comentan de que por 2 meses no pudieron ver la creacion de Dios...uff, me pregunto como les habra afectado a nivel fisico y emocional la perdida de algo con lo que nosotros siempre damos por sentado. Felicidades por el articulo y por el rescate! Si...el mundo entero estuvo pendiente de esta noticia!
Saludos Vitacura!! les esperamos en Guatemala!

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